Reflexión del Evangelio del día : Viernes 22 de diciembre de 2023 - « Me alegro en Dios mi Salvador »

Primera Lectura
Lectura del primer libro de Samuel 1,24-28:
Salmo 1S 2,1.45.6-7.8abcd
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,46-56

Ana subió al templo, para agradecer a Dios el nacimiento de Samuel
Para entender mejor la 1º lectura y descubrir la profundidad y actitud en la vida de Ana, sería bueno comenzar leyendo desde el primer versículo donde se explica todo el contexto familiar y cultural religioso de ese momento. Ana había implorado, con insistencia al Señor y en su gran desconsuelo expresó su petición.(V 11-12)
La segunda parte del relato que es la lectura de hoy día, se narra el cumplimiento de la promesa hecha a Yahvé por la madre de Samuel. El acento en esta parte del relato se centra en la actitud de la madre. Ana, después de haber amamantado a su hijo durante dos años, según la costumbre de la época es capaz de desprenderse del niño tan deseado y por tanto tiempo.
La entrega de Samuel al servicio del Señor en el templo adquiere connotaciones de sacrificio, se menciona todo lo que Ana lleva al templo para el sacrificio, unido a su propio voto. Su hijo será consagrado al Señor. Ana consagra lo más preciado que tiene en su vida.
La actitud de Ana nos recuerda la obediencia de Abraham, capaz de ofrecer y sacrificar a su hijo Isaac. La fe y el desprendimiento de estos dos grandes creyentes son el prototipo de los de María que entregará a Jesús, su hijo al servicio del Padre.
Ana sabe que ha llegado el momento: “sube al templo a cumplir lo que había prometido a Yahvé”. Podemos imaginarla llevando en su corazón sentimientos encontrados. A nivel humano parece ilógico que, tras desear tanto un hijo, cuando lo ha recibido vaya al lugar dónde sabe se desprenderá de él. El texto no dice nada sobre esto, solo nos muestra el agradecimiento y la alabanza por saberse visitada y bendecida. Permite así,que Samuel encuentre y realice el camino que Dios le ha trazado. ¡Qué gran generosidad y confianza en Yahvé!

¡Me alegro en Dios mi Salvador!
Lucas hoy nos ofrece en el evangelio el canto de María: El ¡Magnificat! Un canto que cada tarde en la iglesia católica solemos cantar en la oración de Vísperas. Al saberlo de memoria podemos caer a veces en salmodiarlo de forma rutinaria, ojalá en esta ocasión, la novedad y riqueza de la Palabra cale profundamente en todo nuestro ser.
El “magníficat” es un canto que nace de un corazón agradecido con Dios, de un corazón atento a la voz y a la acción que se está realizando tanto en su persona como en la historia de la humanidad.
El tema central del canto “es Dios”. Él ha sido el protagonista de todo lo que ha sucedido hasta el momento y de todo lo que vendrá después. El “¡Alégrate!” del Ángel sigue resonando en ella con fuerza, de tal forma lo ha orado y vivenciado que de sus labios brota el maravilloso reconocimiento al hacer de Dios como Historia de Salvación. María está tan llena de gracia, con deseos de comunicar lo que lleva dentro de sí que su corazón desborda de gozo y alegría que la lleva a iniciar su canto sabiéndose pequeña entre los humildes, expresándolo asi: “Engrandece mi alma al Señor” “¡Me alegro en Dios mi Salvador! Porque Él me ha mirado.” (1,46-48) María se sabe amada profundamente, de tal forma está impregnada de Dios que la lleva a poder expresar la extraordinaria novedad de Dios en ese nuevo tiempo que comienza. Inspirada entona esta oración proclamando la obra de Dios en ella, en el mundo y en el pueblo de Israel.
Teniendo como referencia su experiencia personal, María da una mirada retrospectiva a la obra de Dios en la historia y es capaz de plasmar la síntesis en este himno. En él canta los atributos y la Persona a quien se le reconoce por su: santidad, poder, misericordia, fidelidad.
María lo experimenta dentro de ella misma y por consiguiente el canto se convierte en su testimonio personal, no solitario ni intimista, porque la Virgen Madre es consciente de que tiene una misión que desempeñar en favor de toda la humanidad. Así puede decir: “Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. (V50) Ella con su “Fiat” se ha hecho portavoz de todas las criaturas redimidas.
Gracias Madre por tu entrega. Dentro de dos días celebraremos la alegría del nacimiento de tu Hijo Jesús.
Feliz y santa Navidad para todos junto al Niño-Dios que nos espera. Ojala “su Paz” llegue en medio de las guerras a consolar a tantos hombres, mujeres y niños que ya no esperan nada.

Hna Vigillia León Garrido