31/05/2022 - Martes, Fiesta: Visitación de Mª Virgen a Stª Isabel

Lecturas :
• Rm 12,9-16
• Is 12, 2-3.4ab.5-6
• Lc 1, 39-56

La fiesta de hoy día nos invita a contemplar el momento en que la Virgen Mª visitó a su prima Isabel. Es un acontecimiento que pone ante nuestra mirada el gran secreto de Dios que viven y comparten estas dos mujeres, y sobre todo que protagonizaran los hijos que ambas llevan en su seno. Desde el inicio de la iglesia muchos creyentes veneraban ya este misterio. En el siglo IV, los papas la extendieron a la iglesia universal.

“Ámense cordialmente con amor fraterno”

En este texto, Pablo incluye una serie de comportamientos que el cristiano debe adoptar, son el modelo de vida cristiana. Estos comportamientos no tienen preferencia, no son unos más que los otros. Podríamos decir que Dios nos pide a través del Apóstol Pablo que nos amemos los unos a los otros con amor fraternal y que este mandato es el marco que engloba todos. Todos están interconectados y son expresiones naturales de amor.
El amor mutuo que los cristianos se profesan debe ser sincero, libre de engaño, y de adulaciones mezquinas y mentirosas, aferrándose al bien y valorando al otro tanto como a uno mismo. El verdadero amor rechaza y aborrece al mal, nunca a la persona que lo practica. El verdadero creyente es constante en su bien obrar, transmitiendo alegría y esperanza en su ambiente. El verdadero amor es entusiasta, diligente, no se deja frenar ni por los obstáculos ni por la pereza. La persona que vive así, tiene su confianza puesta en el Señor. Esto la lleva a vivir pendiente de las necesidades de los demás, solidarizándose- y en estos días somos “invitados” todos a practicar la hospitalidad ante tanta violencia y guerra como están viviendo muchos de nuestros hermanos.

“Dichosa tú, que has creído”

El primer gesto de María tras acoger la palabra anunciada por el Ángel Gabriel es ponerse en camino y marchar a aprisa. Lucas nos dice: “Se levantó, salió, y sin demora fue a la montaña, a un pueblo de Judá…” sin duda podemos pensar por qué tanta prisa, nadie la enviaba, nadie según el texto dice la había llamado, sólo el ángel la había informado del estado de su prima Isabel, entonces, ¿qué necesidad tenía María de dejar su casa?
María se olvida de sí misma, de su situación, y movida por la fuerza del Espíritu Santo se llega a la casa de Isabel. Ponerse en camino…no es fácil, ¿cuánto nos cuesta dejar lo que habíamos proyectado? No tengo tiempo, estoy…(cada uno coloca sus razones…)

Uno de los rasgos más característicos de la fe en Dios es saber acudir junto a quien está necesitado de nuestra presencia, y María lleva con ella a Alguien que también tiene prisa de comenzar su misión.
El saludo que la Virgen María formula a su prima Isabel debió de ser de tal ternura y gozo-aunque el evangelio no nos lo dice-, que no podía haber sido pronunciado nada más que por alguien en quien había hecho morada el Espíritu de Dios, de alguien dócil a hacer la voluntad de Dios. María no puede guardar el tesoro que lleva, para ella sola, y se da el milagro, Isabel y el hijo que lleva en su seno, van a proclamar una maravillosa oración, que la iglesia universal la ha tomado como propia hasta nuestros días: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!; ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá

Cuando María escucha el saludo de Isabel, recibe una especie de confirmación de todos aquellos pensamientos que la venían inquietando y lanza aquellos elogios deslumbrantes, que solo pueden se inspirados por el Espíritu Santo: El Magníficat, que es un canto de alegría y alabanza al Señor, es la expresión de quien se siente inmensamente pequeña y amada con la gran ternura de Dios Padre.

En el desarrollo de la oración, ella, fija su mirada en las acciones de Dios a lo largo de la historia de su pueblo Israel: Dios por pura misericordia prefiere a los pobres y humildes; porque de esa manera manifiesta su poder, su santidad y su fidelidad al ser humano. Es el anuncio del cumplimiento de las promesas de Dios al pueblo elegido.
Este canto de María, sigue siendo actual, recemos con él y al final del día podemos terminar nuestra oración, realizando cada uno “su magnificat”, dejemos que nuestro corazón se expanda.

Hna V. León