COMENTARIO A LAS LECTURAS BIBLICAS DEL DIA 11 de junio

Hermana Virgilia LEON GARRIDO - CRSD - Province d’Espagne

LECTURES: Ac 11,21-26. 13,1-3 Mt 5, 1-12

“...al ver la gracia de Dios, se alegró mucho.”

Hoy celebramos la fiesta de San Bernabé apóstol. Al escuchar esta mención, rápidamente me enlaza con otro gran apóstol: Saulo de Tarso. Podemos afirmar por los textos de Lucas, que Bernabé fue el “mediador” del que se sirvió el Espíritu Santo para introducir a Pablo en la iglesia de Antioquía y desde ella los dos serán enviados más tarde a la nueva y especial misión, anunciar la Buena Noticia a los gentiles; “seréis mis testigos hasta lo último de la tierra”

Solo con esto, ya sería un gran reconocimiento a este apóstol. Pero hay más, el inicio de la 1ª lectura señala que a Jerusalén había llegado la noticia de como «la mano del Señor» bendecía los esfuerzos de los hermanos de Chipre y de Cirene que abrían camino entre los griegos, en Antioquía es la 1ª iglesia donde se mezclan judíos creyentes en Cristo y convertidos del mundo pagano. ¿Este hecho puede ser alentador o desafiante? El anuncio del evangelio tiene futuro. Esta novedad conmueve a la iglesia de Jerusalén y envían a un hombre que tiene talento para escuchar, exhortar, consolar y que creían que él era el más indicado para confirmar a los nuevos hermanos en la fe.
Le presenta así: “… hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe.” ¿No es el mayor anhelo que tiene o que debe tener todo cristiano, que un día nos puedan presentar así?, para llegar a esto, solo hay un camino: hacernos personas dóciles a la acción del Espíritu, dejarnos modelar por Él, suplicarle para que nuestras resistencias vayan bajando su intensidad hasta llegar a ser verdaderos seguidores del Camino.

¿Qué vio Bernabé a su llegada?
“Vio la gracia de Dios” dice el texto. Estamos ante un hombre de fe, el Espíritu que llevaba le hace entender la fuerza que tiene acoger la predicación del evangelio. Vio una iglesia de Cristo ya establecida. Constató que la salvación salta todas las barreras culturales, de raza, religión, sexo, pequeños o grandes. Desde el inicio la misericordia de Dios es como las paredes de un gran útero, que acoge y protege toda vida, es decir: salva.
Nos podemos preguntar mirando la realidad de nuestro mundo, de nuestra iglesia, de nuestras comunidades…,¿por qué nos cuesta tanto hacer vida los dones del Espíritu? ¡La gracia de Dios sigue viva y actuante! También hoy, en ti, en nosotros y nosotras.

“Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”.

Este capítulo 13 es muy importante para Pablo, Bernabé y compañeros. Los viajes misioneros que van a realizar tienen origen y referencia a la iglesia de Antioquía. Van a tener una relación estrecha con la comunidad. Toda iglesia local y universal tiene un buen modelo a imitar en esta iglesia que está tan involucrada en la predicación del evangelio. La comunidad ora, confirma en la fe y envía.

“Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”, el texto personifica al Espíritu Santo, el habla, da instrucciones, no sabemos a quién. Si nos guiamos por el texto, parece es a la iglesia de Antioquía en su totalidad. Aquí está la importancia para toda comunidad cuando nos preguntamos por la “salida” a evangelizar.

“Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. De esta manera solemne encomendaron a Bernabé y Saulo a la obra especificada por el Espíritu Santo. El mismo Espíritu que les había llamado, les guio en su camino.
Aunque no cambiemos de continente, es una buena acción poner en práctica este “envío” al inicio del curso en nuestras comunidades parroquiales y/o religiosas. Si lo hacemos con “sentido” es un gran compromiso personal y comunitario. Compromiso de sostener, de no déjales solos en la tarea.

“Alégrense y regocíjense”
Solo quiero añadir, aparte de dejar que el texto de las bienaventuranzas nos hable por sí mismo, que estos primeros apóstoles plasman en su vida día tras día el mensaje de Jesús que conduce a la verdadera felicidad. Es la opción de aquellos que quieren y hacen realidad la participación en el Reino de Dios. El texto repite machaconamente: dichosos, dichosos, dichosos,,, ¿Podemos creerlo? ¿Lo crees, lo creemos? Somos invitados a orarlo.