Reflexión del Evangelio del día 2 de enero 2019

Lecturas
1 Jn 2,22-28
Salmo 97
Jn 1,19-28

Ésta es la promesa que nos hizo : la vida eterna

Comienzo por decirles la dificultad que tengo para comentar este texto, tan lleno de contrastes extremos y también la limitada formación sobre una cultura en la que fue escrito y que no es la nuestra. No me gustaría hacer decir al texto, algo que no dice o sugiere. Quiero confiar en su otra promesa : les enviaré el Espíritu Santo. Les invito a que le dejemos espacio.

La lectura comienza con una pregunta que lleva ya en ella la respuesta. Para S. juan, la mentira por excelencia está relacionada con la negación de la dignidad de Jesús, de ahí esa afirmación tan rotunda que señala. Jesús no sólo trae la verdad, sino que Él, es la verdad. Para este texto no hay matices, ni grises, ni aproximaciones. En un extremo está la Verdad = Jesús, el Cristo ; en el otro extremo, aquel que no reconoce o niega la Verdad y por ello es mentiroso, es el anticristo. Hoy día, creo yo no se colocaría sobre esas personas que niegan a Cristo el calificativo de “mentiroso o anticristo”. Hemos de pensar que la iglesia de esa época estaba llevando una gran lucha con diferentes sectas que cuestionaban la sana doctrina. De ahí nos llega esta rotundidad en los escritos. Bien es verdad que hoy también necesitamos ser claros en nuestra vida.

De esta lectura lo que más llama la atención y me anima a vivir con sentido, es las repetidas veces que usa el verbo "permanecer". Un verbo que habla de fidelidad, de perseverancia, creo que el mensaje central es claro : se nos invita a "permanecer en Él" ; es decir, a vivir en fidelidad a lo que hemos recibido, a morar en Él, a quedarnos con Él, sin dejarse engañar. Permanecer en la “doctrina” es permanecer en comunión con Cristo y con Dios Padre, ungidos y movidos por su Espíritu, ésta es la clave fundamental.

Sabemos que ese verbo repetido, hoy, no suena bien. Estamos tan habituados a cambiar, a ir de novedad en novedad, que permanecer puede sonarnos a no avanzar al ritmo de los tiempos, a quedarnos detenidos en el pasado. Nada de esto. Permanecer significa “no anteponer nada a Cristo". Al actuar así notaremos que nuestra vida tiene raíces profundas.

En medio de vosotros hay uno que no conocéis

El evangelio recoge la respuesta a la investigación abierta sobre Juan, debido precisamente al testimonio visto en vv. 15-18 ; que, entre otras cosas, ha puesto en tela de juicio la figura de Moisés en favor de un nuevo personaje : Jesús.
El autor ha creado el montaje de un proceso judicial. Juan Bautista desempeña, el papel de testigo en favor de Jesús. Los judíos de Jerusalén son el ministerio fiscal religioso que envía a sus agentes a investigar la personalidad del testigo, que realiza “algo” que no está claro por qué lo hace y cómo se atreve a hacerlo. Sienten que ese profeta no está bajo su control y les causa peligrosas sospechas. Se nos presenta un verdadero careo.

Dejemos que la claridad y rotundidad de las respuestas del testigo nos sorprendan y nos cuestionen : no es, no es… ; los enviados sienten su misión casi fracasada. No pueden volver con las manos vacías y he aquí la mejor pregunta. Podemos agradecerles su insistencia, con ello vamos a tener una increíble y profunda presentación del testigo y de aquel a quien defiende, salida de los propios labios del Bautista. “Yo soy la voz que grita…” Con esta respuesta, los fariseos quedan aún más sorprendidos y van a continuar con el interrogatorio : Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta ?”

Su respuesta es el gran testimonio de un testigo, de un creyente que conoce y acepta su misión, su vocación, su llamada y que la llevara a cabo hasta el final, hasta el martirio.

Si Juan es la voz, Jesús es la Palabra, es Aquel que está ya “en medio de vosotros y no conocéis”. Está proclamación, podemos acogerla y orarla, dirigida a nosotros, a nuestras comunidades, a la iglesia, a nuestro mundo.

Pidamos al Espíritu, un amor apasionado para acoger esa Palabra y luz-creativa para vivirla y anunciarla.

Un feliz y esperanzador año 2019.

Hna Virgilia León Garrido