España : Proyecto diocesano e inter-congregacional de Pastoral penitenciaria en la diócesis de las Palmas

Publicado el : 3 de mayo de 2018

Mi reciente incorporación a la pastoral de la Isla de Gran Canaria y los nuevos destinatarios.

La pastoral penitenciaria es un proyecto que incluye muchos otros en favor de las personas encarceladas en los dos centros penitenciarios de la isla de Gran Canaria. En él colaboramos curas diocesanos, religiosos y religiosas de varias congregaciones, junto con un buen número de laicos. Se trabaja en tres áreas: jurídica, social y religiosa. La más desarrollada es la social con un trabajo muy cualitativo y fecundo. Existen pisos de acogida en los tiempos de permisos de fines de semana para los del tercer grado. También hay pisos de reinserción para los que salen de allí sin tener alternativa alguna… Hay un huerto ecológico donde se procura una inserción laboral con el cultivo de productos y su venta… Las actividades de la pastoral dentro de los centros también son variadas. El área religiosa estaba menos desarrollada ya que se trabaja en función del voluntariado que llega, por eso me propusieron empezar un nuevo proyecto en esta área.
Cuatro voluntarios animaremos grupos de seguimiento de Jesús como fuente de sentido, espacios de encuentro y de crecimiento en la fe. Dos de estos voluntarios ya habían comenzado, pero ahora iniciamos una nueva línea de trabajo en equipo. Después de una convocatoria explicita en la eucaristía dominical a la que asiste un buen grupo en cada cárcel, entrevisté a las personas que se habían apuntado, escuché a cada uno para conocer su situación, sus expectativas y pude transmitir la oferta preparada por la comisión. Es significativo cómo muchas personas encuentran tiempo en la cárcel para hacerse preguntas y reflexionar.
Los encuentros en la cárcel son siempre impactantes pero en el primer encuentro del grupo como tal, el deseo de cambio expresado con distintas palabras por cada participante me resultó todo un signo de vida y de Vida. “Quiero aprovechar todo el tiempo que tengo aquí para mejorar, cambiar muchas cosas de mi vida, aprender en la escuela, aprender el idioma. Vengo aquí para conocer mejor a Jesús y que me ayude. Lo necesito mucho. Rezo mucho y eso me salva. Quiero ser mejor persona. Yo era una persona normal, tenía cosas buenas hasta que llegó el delito. Ojalá pueda cambiar y no seguir más por ese camino…”. A través de testimonios como estos voy descubriendo que la cárcel es realmente un lugar donde se puede anunciar el Evangelio, la Buena noticia de Jesús, y acompañar en el crecimiento en la fe a quienes lo deseen. De hecho, eso es lo que voy intentando hacer, lo cual es una alegría para mí.
He tenido muy presente al padre Lataste y a otros dominicos que he conocido comprometidos en este tipo de pastoral. Que ellos nos acompañen para que podamos caminar con estas personas privadas de libertad hacia el encuentro con Jesús, sentido de todas las vidas.

Maspalomas, 23 de abril 2018
Carmen Lanao